jueves, 26 de marzo de 2009

SOLEDAD VUELVE A ASOMBRARNOS


Conocí a Soledad Donzino en 2002. Acababa de proclamarse campeona sudamericana junior de Heptathlon, en Manaus, Brasil. Vino a residir en el CAR de Barcelona y terminó recalando en Durango en el otoño de aquel año, fichando por el Club Bidezabal.


Al poco de llegar, vimos que tenía un serio problema que le producía un dolor insoportable al entrenar. Y el frío de esa época en el País Vasco no ayudaba en absoluto.
En el Campeonato de España junior de Oviedo, salió en la combinada. Las tres primeras pruebas se desarrollaron con marcas similares a sus habitual en vallas y altura y mejorando en lanzamiento de peso. Pero, a mediodia, cuando en el Palacio sólo quedaban los atletas de combinadas y sus entrenadores, se truncaba la esperanza clara de victoria y record argentino.


En la batida de longitud sonó un chasquido que pudo oirse en toda la pista. La trayectoria de la atleta en su vuelo resultó completamente escorada hacia la izquierda, de tal manera que los jueces hubieron de colocar una regla donde terminaba la tabla de batida para poder hacer la medición, en torno a 5,20 m. No hizo más intentos.

A la tarde, por consejo de los médicos, no tomó la salida en los 800. Hacerlos al trote le hubiese bastado para ganar el Pentathlon y hacer record de Argentina. Pero ningún record vale la salud de una persona.


Durante la semana siguiente consulta a dos traumatologos. Ambos le dan consejos similares. Una vertebra lumbar estaba seriamente dañada. Debía dejar, al menos momentaneamente, el atletismo y someterse a una operación.


El mismo día en el que cumplía 19 años llegaba a su casa, con terribles dolores, un riesgo manifiesto de quedarse paralítica y todos sus sueños rotos. El diagnóstico: fisura de la apófisis transversa de la quinta vértebra lumbar. La intervención quirúrgica consistía en injertarle una placa de metal en la columna

Los cirujanos cumplieron a la perfección su cometido. Soledad Donzino lo culminó durante seis largos meses de titánico trabajo de rehabilitación. El objetivo, no verse apartada de la vida normal. Nada más.

En 2006 prueba a correr de nuevo. Simplemente para probarse a sí misma. Primero carreras lisas. Despues jugando con las vallas. Con un respeto reverencial a los mensajes de su organismo.


El cuerpo humano es una máquina prodigiosa si se la trata bien. Capaz de casí todo si se le exige en su justa medida. Soledad no sólo volvió a correr vallas. En Octubre de 2006, en el CENARD de Buenos Aires se proclamó campeona sudamericana sub-23, los llamados Juegos ODESUR. La marca 13.78. Cuatro años atrás, antes de lesionarse, la había corrido en 14.14


En 2008 vuelven los problemas al entrenar. Se centra en sus estudios. Está terminando la licenciatura de Quinesiología que comenzó estando totalmente deshauciada para la práctica deportiva.

El atletismo había pasado a un plano totalmente secundario. O , al menos, eso pensábamos su amigos. No ella, que seguía trabajando para volver.

Cuando hace media hora, Erasmo Ceballos me dice que Soledad Donzino ha corrido un 100v en 13.54., en el CENARD ¿Dónde habría de ser? me ha alegrado el día.

Cual Ave Fenix, la cordobesa levanta el vuelo por tercera vez.

Cuando Soledad se pone en los tacos con esa concentrada actitud de fe en sí misma, casi, todo es posible. Incluso, superar el record nacional de Verónica de Paoli.

Si ello ocurriera, algunos lo celebraremos con vino argentino.

¡Gracias Soledad por ser como eres!

No hay comentarios: