Emil Zatopek dominó una larga época del fondo mundial. Entre el fín de la II Guerra y los Juegos de Helsinki. Tuvo los records olímpicos de 5.000, 10.000 y marathón. Pero su forma de correr no era, en absoluto bella. Parecía que empezase a sufrir desde la salida, iba resoplando, bufando como aquellas locomotoras de vapor del siglo pasado. De ahí su apodo, "la locomotora humana"
Fue un hombre insobornable a quien no le importó expresar sus opiniones altas y claras. Y eso le ocasionó no pocos problemas.
Pero en aquella tarde de 1968, Emil Zatopek cruzaba los parques de la ciudad de Praga, imbuido de una despreocupada felicidad.
El 15 de Agosto de 2008, cuando , al iniciarse el programa de atletismo, podamos decir que, de verdad, han empezado los juegos de la XXIX Olimpiada, sentado ante el televisor, brindaré con cerveza checa por aquel hombre que puso en pie al estadio de Wembley en 1948 pero no provocaba sino miradas de sorpresa en 1968
domingo, 3 de agosto de 2008
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