domingo, 12 de diciembre de 2010

CATARSIS


Daniel Fernandez vive en el Norte de Francia. Nació alli hace más de 70 años de padres españoles a quienes el franquismo no les permitió serlo a su manera. Los padres de Daniel cruzaron la frontera y fueron "los españoles de Mayenne"
La de Daniel ha sido siempre una historia de superación. Pese a las apreturas de todo tipo que vivió desde la cuna, llegó a ser Profesor de la Universidad de Rennes. Y en el atletismo, tambien, ha luchado contra la gravedad y contra el paso del tiempo.
Hoy, en su Mayenne, ha saltado 1,40, lo que supone otra superación más. Ningún español de más de 70 años había saltado tanto bajo techo.
El pasado viernes, Daniel me dijo que iba a intentar este record y, de paso, me preguntaba mi opinión sobre lo que estamos viviendo en el atletismo español.
Catarsis, Daniel, eso es lo que afortunadamente estamos viviendo. El atletismo español necesitaba esta limpieza. Había y sigue habiendo mucha suciedad en nuestro entorno.
Olía demasiado mal y alguien, lo sabemos ahora, venía estudiando la forma de cortar lo que podía llegar a metastasis.
Lo que empezó a la vuelta del Puente de la Constitución, esperémoslo, no debiera quedarse, una vez más, en la epidermis. Somos mayoría los que anhelamos que estropajo, jabón y agua bien caliente arranquen todas las costras y la podredumbre.
Llevamos cuatro días abriendo los noticiarios. Cuando, normalmente, no se nos dan ni las migajas. El atletismo es un deporte desconocido para el grueso de la población. Practicamente, somos clandestinos. Y, de golpe y porrazo, estamos en la salsa rosa.
Por encima de tanto ruido mediático, somos muchos los que esperamos y deseamos que la Justicia haga a conciencia su trabajo. Y más pronto que tarde quedemos en las pistas los competidores limpios, que somos la inmensa mayoría.
Que el bisturí entre sin contemplaciones y extirpe los tejidos necrosados. No va a resultar tarea sencilla, porque no nos enfrentamos a enemigo pequeño. Pero el atletismo es más fuerte que quienes lo mancillan de una forma tan vergonzosa.

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