Así cuando la vida rezagada
retorna leve, apenas en el paso
breve de un aire, de una nube, un vaso
que irisa al sol la curva de su nada,
asi, grisalla de la madrugada,
sombra del ave por el cielorraso,
menos que imagen o recuerdo, paso,
del beso por la boca olvidada,
te contemplo, naciendo de la ausencia,
halo de juego de agua donde juegas
con la infancia liviana del reflejo,
y alza otra vez su duro ser tu esencia
sobre esta soleda donde me entregas,
oh amor, la vana entrega del espejo
¡Gracias, maestro, por haber morado entre nosotros!
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